"No lo sueñes, intenta hacerlo y verás que la realidad supera el mejor de los sueños"
Durante todos estos años, que he estado haciendo deporte, siempre
he buscado ir más allá, pero creo que esta vez el listón tocaba el cielo. Mis
récords personales de distancias eran: nadando 7.500 metros (Copa Len Navia),
200 kilómetros en bici (La Penilla – Gijón y otra vez por la zona de Luarca) y
50 kilómetros corriendo (8 + 42 km en el Ironman de As Pontes) y de repente me
apunto a una prueba que en 3 días debía superar ampliamente esas distancias. La
prueba elegida fue la Ultra Triatlón Terra Astur que se celebraba en Ribadesella que
con formato Ultraman que consistía en:
- Primer día: nadar 10 km y hacer 140 km en bici subiendo dos veces el Fitu por Arriondas (cara más suave)
- Segundo día: 270 km en bici subiendo tres veces el Alto de la Robellada
- Tercer día: 84,4 km corriendo (doble maratón)
PREPARACIÓN
En el mes de agosto aproveché para meter un buen volumen de kilómetros en bici y natación, que son los menos lesivos, con una única tirada larga de carrera a pie de 25 kilómetros más los 21 kilómetros del triatlón de Buelna. En bici los entrenos, más que grandes distancias (lo máximo 122 kilómetros un par de veces), fueron de mucha calidad al hacerlos con los “animales” del pueblo (un día de 120 km con 80 km a 37 de media por poner un ejemplo). Los últimos días antes de la prueba aproveche para nadar y descansar principalmente.
DÍA PREVIO
La prueba se iba a realizar los días 5, 6 y 7 de septiembre,
por lo que tocaba desplazarse a Ribadesella el día 4 para asistir al briefing
donde nos explicarían como iba a ser el desarrollo de esta.
Partí con el tiempo justo porque tuve que recoger la bici, que la tenía poniendo a punto, y de camino cerca de San Vicente tuve la mala suerte de pinchar. Eran cerca de las 7 de la tarde y me veía tirado en San Vicente sin poder llegar ya que a esas horas veía imposible encontrar algún taller abierto para repáralo. Empezábamos bien la aventura con un buen contratiempo ya que llevaba el coche con la bici y cargado hasta arriba de ropa y material deportivo. Tuve la inmensa suerte de que la chica que me mandó la grúa me facilitó el teléfono de un taller, “RuedaSprint” en los Tánagos, y al ponerme en contacto y explicarles el caso fueron todo facilidades y rapidez para arreglarme el problema y poder continuar viaje. Hacía unos momentos pensaba en cómo llegar, aunque fuera de madrugada a Ribadesella, y de pronto me encontré que llegaba justo para la reunión.
En la reunión después de la presentación de los tres días y conocernos los participantes nos fuimos a nuestro base de operaciones que iba a ser el Albergue de Ribadesella. Ahí dormiríamos las 4 noches posteriores.
Ya una vez pasado el atragantón toco coger fuerzas para el primer día con una buena pizza y un poco de tarta de la abuela con Manolo, Rubén, Diego y su familia. De siempre me ha costado dormir fuera de casa y esta vez no iba a ser menos, así que esta primera noche toco dormir poco y con la sensación de no apagar completamente el cerebro en ningún momento. Lo suplió un buen puñado de risas con los compañeros.
Partí con el tiempo justo porque tuve que recoger la bici, que la tenía poniendo a punto, y de camino cerca de San Vicente tuve la mala suerte de pinchar. Eran cerca de las 7 de la tarde y me veía tirado en San Vicente sin poder llegar ya que a esas horas veía imposible encontrar algún taller abierto para repáralo. Empezábamos bien la aventura con un buen contratiempo ya que llevaba el coche con la bici y cargado hasta arriba de ropa y material deportivo. Tuve la inmensa suerte de que la chica que me mandó la grúa me facilitó el teléfono de un taller, “RuedaSprint” en los Tánagos, y al ponerme en contacto y explicarles el caso fueron todo facilidades y rapidez para arreglarme el problema y poder continuar viaje. Hacía unos momentos pensaba en cómo llegar, aunque fuera de madrugada a Ribadesella, y de pronto me encontré que llegaba justo para la reunión.
En la reunión después de la presentación de los tres días y conocernos los participantes nos fuimos a nuestro base de operaciones que iba a ser el Albergue de Ribadesella. Ahí dormiríamos las 4 noches posteriores.
Ya una vez pasado el atragantón toco coger fuerzas para el primer día con una buena pizza y un poco de tarta de la abuela con Manolo, Rubén, Diego y su familia. De siempre me ha costado dormir fuera de casa y esta vez no iba a ser menos, así que esta primera noche toco dormir poco y con la sensación de no apagar completamente el cerebro en ningún momento. Lo suplió un buen puñado de risas con los compañeros.
PRIMER DÍA
Natación 10 Kilómetros
Tocaba
madrugar y a las 6:30 de la mañana sonaba el despertador para bajar a desayunar
y coger fuerzas para lo que se nos venía encima. El día amanecía nublado, pero
no parecía en esos momentos que fuera a llover. Después de dar cuenta de media
docena de sobaos, 4 paquetes pequeños de galletas, todo ello rehogado con un
café toco dirigirnos al Polideportivo de Ribadesella, lugar de salida de la
natación. Por el camino recogimos las bicis y dejé preparado los bidones con
agua y ND3.
Lo bueno de empezar con la natación es que puedes comer mucho y además para mí es la disciplina preferida. El circuito consistía en bajar en dirección al puente donde estaba la primera bolla y luego subir ría arriba hasta unos árboles donde se encontraba situada la boya de regreso. A priori se veía muy lejos y pensé que la natación se iba a hacer larga. Sin calentar, iba a ver tiempo de sobra en la primera vuelta, nos fuimos situando en la rampa de salida.
Jose el organizador nos comentó que podíamos salir cuando quisiéramos, en esos momentos nadie se atrevía a dar el primer paso, pero bueno ya que era mi segmento favorito toco dar un paso al frente y ser el primero en lanzarse al agua. Esos primeros metros molaban, ahí estaba yo liderando la prueba esperando que algún nadador me quitase las pegatinas. Pues iba pasando el tiempo y cuando llegué a la primera boya veía que solamente me seguían dos participantes y el resto ya se iban quedando un poco rezagados. Parecía una tontería, pero creo que esas sensaciones de ir líder me dieron una motivación extra para el resto de los días. Al paso por la primera de las cinco vueltas miré el reloj y vi que me había llevado 33 minutos aprox. y empecé a calcular mentalmente que iba a tardar bastante menos de lo previsto, ya que no sentía que fuera a un ritmo loco y que podría mantenerlo durante toda la natación.
Al paso por la segunda había abierto un pequeño hueco con los dos siguientes participantes y esta vuelta había sido más rápida que la anterior, 30 minutos aprox.
En la tercera vuelta al regreso del puente decidí ir más por el centro de la ría ya que había una curva más adelante y me daba la sensación de que si iba pegado hacía más metros. Esta tercera la cubrí en 32 minutos aprox. y la cosa de momento seguía igual, buenas sensaciones, unos metros de ventaja respecto a mis dos perseguidores y el resto de los participantes ya iban quedando más atrás.
La cuarta vuelta marco un punto de inflexión, hasta la boya que estaba en el puente notaba que llegaba muy rápido, pero al dar la vuelta ya notaba que la marea había empezando a bajar y que la subida iba a ser más costosa. Efectivamente el largo del puente hasta los árboles se hacía eterno, los hombros ya me empezaban a dar problemas y cuando llegué a dar la vuelta arriba tuve que parar un poco de nadar para relajarlos. Subiendo parecía que no avanzabas, pero bajando pasaba todo muy rápido, casi no te dabas ni cuenta y ya estabas de nuevo en el puente. En esta cuarta vuelta repetí el mismo tiempo que la anterior, pero yo creo que compensaba la bajada rapidísima con la subida lenta. Ya tocaba afrontar la última vuelta, para subir cada metro costaba horrores y sumado al dolor de hombros que ya llevaba tuve que inventarme un nuevo estilo medio crol, medio braza. En la boya del puente todavía mantenía unos cuantos metros respecto a los dos siguientes. El tramo de subida fue horrible, parecía que nunca iba a llegar a la boya, veía las casas y parecía que siempre estaban en el mismo sitio. Cuando llegué por fin a la boya descansé tranquilo, ya me dejé poco menos que llevar por la corriente hasta las escalares donde salíamos del agua. De regreso empecé a notar que alguien me tocaba los pies y poco antes de terminar la natación ví que los dos participantes que me seguían unos metros atrás me habían dado caza y me adelantaban en los últimos metros. La última vuelta me llevó 37 minutos aprox., 5 minutos más que la peor que había hecho hasta el momento.
https://www.strava.com/activities/2691700872
Al salir del agua comprobé que los dos participantes que me habían adelantado eran Oscar Isla y Diego Herrera. La verdad que estaba contento había nadado muy bien quitando la última vuelta por los dolores en los hombros. Lo guapo de estas mega pruebas es que aquí todo es muy tranquilo y la transición fue relajadísima. Lo primero al salir del agua fue tomar un cafetito bien caliente que sentó a gloria y comer un par de triángulos de sándwiches. Luego con tranquilidad me quité el neopreno, me sequé bien y tocó ponerse la ropa de ciclismo para empezar la bici. Me despedí de Oscar y Diego y empecé la bici. Aquí pude conversar y recibir ánimos por parte del presi de Manolo y Rubén que había ido a ver a sus chicos, todo un detalle.
Esta vuelta y la anterior iba mejor para arriba que para abajo, la subida se me hacía muy cómoda pero para abajo me costaba coger el ritmo y en algunos momentos me pasaba por la cabeza caminar un poco, pero a estas alturas del día ya tenía metido entre ceja y ceja no caminar nada excepto las paradas que hacía en los avituallamientos, sabía bien que si comenzaba a caminar, aunque fuera unos metros cada vez la cabeza y el cuerpo me iban a pedir caminar más, así que ni agua, si había que bajar el ritmo se bajaba pero sin caminar. Pues con no muy buenas sensaciones acabé esa tercera vuelta, en el avituallamiento, ahí estaban unos cuantos, descansando, David y Oscar que los pobres se habían tenido que retirar y nuestras familias dándonos apoyos. Esta vez me lo tomé con calma y estuve un ratillo procurando cargar las pilas, tocaba afrontar la última vuelta y ya pesaban los kilómetros. De camino para arriba adelanté a Manolo y como “sabe más el diablo por viejo que por diablo” me dijo "regula Mario que queda mucho, vete tranquilo", y eso me propuse, tocaba bajar una velocidad e intentar ir más tranquilo. Cada 2 minutos siempre me hacía la misma pregunta:
Ya al fondo veía el globo de la meta, cuantas veces
había pensado en él, de si sería capaz de conseguirlo, pero ya estaba, sí que
había sido capaz y quitando las dos últimas horas había sido toda una sonrisa
en la cara lo cual indicaba que había sido hasta más fácil de lo que pensaba a
priori.
Lo bueno de empezar con la natación es que puedes comer mucho y además para mí es la disciplina preferida. El circuito consistía en bajar en dirección al puente donde estaba la primera bolla y luego subir ría arriba hasta unos árboles donde se encontraba situada la boya de regreso. A priori se veía muy lejos y pensé que la natación se iba a hacer larga. Sin calentar, iba a ver tiempo de sobra en la primera vuelta, nos fuimos situando en la rampa de salida.
Jose el organizador nos comentó que podíamos salir cuando quisiéramos, en esos momentos nadie se atrevía a dar el primer paso, pero bueno ya que era mi segmento favorito toco dar un paso al frente y ser el primero en lanzarse al agua. Esos primeros metros molaban, ahí estaba yo liderando la prueba esperando que algún nadador me quitase las pegatinas. Pues iba pasando el tiempo y cuando llegué a la primera boya veía que solamente me seguían dos participantes y el resto ya se iban quedando un poco rezagados. Parecía una tontería, pero creo que esas sensaciones de ir líder me dieron una motivación extra para el resto de los días. Al paso por la primera de las cinco vueltas miré el reloj y vi que me había llevado 33 minutos aprox. y empecé a calcular mentalmente que iba a tardar bastante menos de lo previsto, ya que no sentía que fuera a un ritmo loco y que podría mantenerlo durante toda la natación.
Al paso por la segunda había abierto un pequeño hueco con los dos siguientes participantes y esta vuelta había sido más rápida que la anterior, 30 minutos aprox.
En la tercera vuelta al regreso del puente decidí ir más por el centro de la ría ya que había una curva más adelante y me daba la sensación de que si iba pegado hacía más metros. Esta tercera la cubrí en 32 minutos aprox. y la cosa de momento seguía igual, buenas sensaciones, unos metros de ventaja respecto a mis dos perseguidores y el resto de los participantes ya iban quedando más atrás.
La cuarta vuelta marco un punto de inflexión, hasta la boya que estaba en el puente notaba que llegaba muy rápido, pero al dar la vuelta ya notaba que la marea había empezando a bajar y que la subida iba a ser más costosa. Efectivamente el largo del puente hasta los árboles se hacía eterno, los hombros ya me empezaban a dar problemas y cuando llegué a dar la vuelta arriba tuve que parar un poco de nadar para relajarlos. Subiendo parecía que no avanzabas, pero bajando pasaba todo muy rápido, casi no te dabas ni cuenta y ya estabas de nuevo en el puente. En esta cuarta vuelta repetí el mismo tiempo que la anterior, pero yo creo que compensaba la bajada rapidísima con la subida lenta. Ya tocaba afrontar la última vuelta, para subir cada metro costaba horrores y sumado al dolor de hombros que ya llevaba tuve que inventarme un nuevo estilo medio crol, medio braza. En la boya del puente todavía mantenía unos cuantos metros respecto a los dos siguientes. El tramo de subida fue horrible, parecía que nunca iba a llegar a la boya, veía las casas y parecía que siempre estaban en el mismo sitio. Cuando llegué por fin a la boya descansé tranquilo, ya me dejé poco menos que llevar por la corriente hasta las escalares donde salíamos del agua. De regreso empecé a notar que alguien me tocaba los pies y poco antes de terminar la natación ví que los dos participantes que me seguían unos metros atrás me habían dado caza y me adelantaban en los últimos metros. La última vuelta me llevó 37 minutos aprox., 5 minutos más que la peor que había hecho hasta el momento.
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Al salir del agua comprobé que los dos participantes que me habían adelantado eran Oscar Isla y Diego Herrera. La verdad que estaba contento había nadado muy bien quitando la última vuelta por los dolores en los hombros. Lo guapo de estas mega pruebas es que aquí todo es muy tranquilo y la transición fue relajadísima. Lo primero al salir del agua fue tomar un cafetito bien caliente que sentó a gloria y comer un par de triángulos de sándwiches. Luego con tranquilidad me quité el neopreno, me sequé bien y tocó ponerse la ropa de ciclismo para empezar la bici. Me despedí de Oscar y Diego y empecé la bici. Aquí pude conversar y recibir ánimos por parte del presi de Manolo y Rubén que había ido a ver a sus chicos, todo un detalle.
Bici 140 kilómetros
El primer día consistía en dar dos vueltas (Ribadesella,
Arriondas, Alto del Fitu, Colunga, Ribadesella) 60 km aprox. y terminar con un
bucle de 20 kilómetros (10 km hasta el desvío de Toraño y vuelta).
Los primeros
kilómetros fueron muy tranquilos ya que la prueba era con tráfico abierto y
había que salir por el medio de Ribadesella. Una vez en Llovio ya dirección
Arriondas con apenas tráfico empezaba la parte donde mejor se podía ir a
acoplado así que al lío. La subida a Arriondas fue comodísima, se suponía que
picaba para arriba con un par de pequeños repechos, pero iba viendo el reloj y
veía velocidades en torno a 29 km/h. Las sensaciones, a pesar de la natación,
eran muy buenas y llegué muy contento a Arriondas. Tocaba afrontar la primera
subida al Fitu. Había estudiado la altimetría del puerto y a priori no parecía
que fuera muy duro, era más liviano que la otra cara. Comencé a subir y después
de unos metros fáciles empezaba la subida y en las primeras rampas empecé a
notar que no iba a ser fácil. Así que no quedaba otra que subir piñones y meter
mucha cadencia, esto no había hecho más que comenzar y no se podía empezar a
gastar balas. Hasta el kilómetro 5 de la ascensión se hacía duro y las
sensaciones no eran las mejores del mundo, luego tocaba recuperar en un pequeño
descanso para afrontar la última parte con 2 kilómetros intermedios también
duros de pelar. Al llegar ya a la última recta la pendiente aflojaba y pude
hacer esos metros soltando pierna. En el alto estaba situado el primer
avituallamiento, donde estaba uno de los chicos que nos había acompañado con la
piragua, donde tocó repostar líquido y comer un par de sándwiches. Me aviso de
que la bajada estaba algo peligrosa, y sumado a que estaba orbayando y que la
cabra no es la mejor bici para bajar un puerto toco tomarse el descenso con
mucha precaución y tranquilidad. Al poco de pasar la cima, ves ahí abajo
Colunga y te da la sensación de que vas a llegar en cinco minutos, pero cuando
pasé la zona de bajada me esperaba una pequeña emboscada en forma de un repecho
de casi un kilómetro que se hizo eterno y luego parecía que nunca iba a llegar
a la rotonda de Colunga. Quizás fue el momento más duro del primer día de bici,
una vez en la rotonda tocaba tomar dirección Ribadesella por la nacional. Este tramo
ya lo conocía y sabía que era rompepiernas así que en cada repecho a subir
piñones y al menor atisbo de dureza en mis piernas subir otro. Esta parte
pensaba que iba a ser la más dura del primer día, pero inesperadamente fue
bastante llevadera. Tocó llegar a Ribadesella y repostar en el segundo
avituallamiento del día.
En esta segunda vuelta ya sabía lo que me esperaba así
que tocaba repetir como en la primera. Me comentaban que iba el primero
destacado, pero no quería volverme loco con el tema, pero sí que insuflaba
ánimos extras. Así sin más toco repetir y hacer básicamente lo mismo de la
primera. Esta vuelta fue muy fácil mentalmente y sabía que iba a tocar sufrir
en la subida y en ese repecho de un kilómetro que había antes de la rotonda de
Colunga. Lo único destacable de esta segunda vuelta fue que llegando a
Ribadesella en un cruce me salió un coche y menos mal que le metí tal grito que
se paró, sino me llevaba por delante.
Faltaba afrontar el bucle de 10 km ida y 10 km vuelta para finalizar el primer día. Este junto con el repecho de un km en Colunga fue lo más duro. Ya pesaban los kilómetros y tocaba ir tranquilo. A la vuelta me crucé con David Mansoa que venía fortísimo y quizás me cambió el chip para hacer un poco más rápido los últimos kilómetros ya que me hacía ilusión ser el líder, aunque fuera el primer día.
Faltaba afrontar el bucle de 10 km ida y 10 km vuelta para finalizar el primer día. Este junto con el repecho de un km en Colunga fue lo más duro. Ya pesaban los kilómetros y tocaba ir tranquilo. A la vuelta me crucé con David Mansoa que venía fortísimo y quizás me cambió el chip para hacer un poco más rápido los últimos kilómetros ya que me hacía ilusión ser el líder, aunque fuera el primer día.
Al final 142 km, 5 h 25’ la
bici con paradas, 5h 20’ sin contrar las paradas a una media de 26,7 km y un
desnivel positivo de 2400. El total de la natación y bici fueron 8 horas 24’. Al
llegar a meta estaba el pobre Diego que había roto un radio, esperando a que
llegase para dejarle la rueda trasera y poder acabar ese primer día. Grandísimo
mérito, quizás el que más, ya que había llegado con apenas entrenamiento debido
a una lesión en la rodilla. Después de terminar este día las piernas dolían un
poco y hacían presagiar un segundo día muy duro.
https://strava.com/activities/2691715453
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El resto del día toco
descansar lo máximo posible y recuperar con una excelente cena a base de pasta
y cachopos de pollo.
Antes de cenar recibí una llamada de un amigo, que da la
casualidad, que es uno de lo más grandes atletas que ha dado este país. Que el
mismísimo Fabián Roncero te llame para darte ánimos y decirte todo emocionado
que se alegra un montón y que gente como yo que se esfuerza tanto que merecen
al menos una vez en la vida ganar algo, pues claro no pude contener alguna que
otra lagrimilla. Gracias Fabi a medida que pasan los años sigues siendo cada
vez más grande.
SEGUNDO DÍA
Bici 270 Kilómetros
Esta noche quizás fue la que mejor descansé, y a pesar del
madrugón al bajarme de la litera me llevé la primera alegría del día, las
piernas estaban recuperadas y no había atisbos de cansancio en ellas. Es lo que
tiene entrenar casi todos los días que las piernas ya estaban acostumbradas y
si le sumas mucho descanso, que en casa casi no paro, pues empecé el día la mar
de feliz.
Este segundo día consistía en dar tres vueltas (Ribadesella, Posada,
Alto de la Robellada, Cangas de Onís, Arriondas, Ribadesella) 76 km aprox. y
terminar realizando dos veces el bucle del día anterior (Ribadesella, desvío
Toraño, Ribadesella) 40 km aprox. De Ribadesella a Posada era rompepiernas,
luego tocaba la subida y luego una parte favorable hasta Ribadesella.
A priori
era el día que más temía porque había visto tiempos en otros Ultramanes y era
el día que más justo en tiempo íbamos andar. En esta etapa el orden de salida
era inverso al orden de llegada del primero por lo que tocó empezar en último
lugar lo cual me hacía ser precavido y no salir como pollo sin cabeza buscando
pillar al resto de participantes. El día estaba como el anterior con nubes feas
y pintas de que iba a llover algo, pero arriesgué como en el anterior saliendo
de corto.
La primera parte hasta Posada ya la conocía y se hacía bien, una vez
en Posada tocaba hacer la subida a Alto de la Robellada que era bastante asequible
quitando un kilómetro intermedio y los 200 metros finales antes de la rotonda.
En la mitad del alto me encontré con Manolo y Oscar Islas subiendo con su
chubasquero que me daba una angustia tremenda. En el alto estaba el primer
avituallamiento, donde coincidí con Jesús, Eduardo, Rubén y Diego sino
recuerdo mal. Toco comer y coger bebida para seguir adelante. Desde este punto
hasta Ribadesella la verdad que el recorrido era muy cómodo, la mayoría con
pendiente favorable y se hacía muy ameno. Después de completar la primera
vuelta los ánimos estaban altos, había sido relativamente cómoda y ya sabía lo
que tenía por delante.
En la segunda vuelta el único contratiempo fue que tuve
que estar parado 2-3 minutos en una zona antes de Posada debido a que estaban
quitando un árbol. Al llegar al alto cuando estaba apunto de marchar, me llevé
una de las alegrías del día a ver a Diego que llegaba como una moto. Mira que
llegó fastidiado a la prueba, Manolo le insistía en que llegara al último día,
y después de ver que en esta segunda iba igual que yo sabía que al último día
llevaba sí o sí. Tras el avituallamiento más de lo mismo hasta llegar a
Ribadesella. En esta vuelta me dicen que iba segundo de la bici, tras David
Mansoa, lo que me extrañaba era que no había adelantado en carrera a Rubén y me
parecía raro, pensando que algo le podía a ver pasado.
Comencé la tercera vuelta
con los mismos ánimos que las dos anteriores, y en esta a la parada donde
estaban quitando el árbol, se sumo otra en Posada por el paso de un tren
mercancías. La verdad que en días tan largos vienen bien esas paradas, aunque
no estén previstas. De camino a Ribadesella apareció mi Amore con el Corsita,
menuda sorpresa porque habíamos quedado en vernos en Cangas de Onís, pero la
avisé por teléfono que no le iba a dar tiempo a llegar a verme allí y pensé que
no la vería hasta la noche. Ya llegando a Llovio me crucé con David que como el
día anterior iba como un tiro en la bici.
Tocó llegar a Ribadesella y en esta primera
vuelta al bucle no paré ya que iba bien de bebida y me quedaba una barrita. Ya
cuando estaba llegando al punto de giro me empiezo a encontrar participantes,
el primero Rubén, que ya sabía que iba detrás de mí y que no había tenido
ningún contratiempo (el zampón de él había parado a comerse un bocata en un bar
y no le había visto la bici) y un rato después Diego. Al llegar de nuevo a
Ribadesella de nuevo un chute de ánimos, ahí estaba mi otro Amore en el
avituallamiento, esta vez paré para darles un beso a mis chicas, saludar a mis
suegros y afrontar la última vuelta. Esta vez los dos bucles se me hicieron más
llevaderos que el primer día y sin más contratiempos llegué a la meta.
Así como
el día anterior llegué cansado de piernas en este la verdad me sorprendido que
había llegado muy entero y apenas tenía cansancio. Difícil explicarse como
después de 274 km, que hay días que haces poco más de 100 y acabas hasta las
narices, puedes llegar tan fresco. El total del día fueron 274 km, 9h 42’ con
paradas y 9h 24’ sin contar las paradas con una media de 29,2 km/h y un
desnivel positivo de 2600 aprox.
https://www.strava.com/activities/2691709756
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Después de terminar toco meter las piernas un poco en el
agua y esperar la llegada del resto de participantes con toda la family, Ana, la
familia de Diego y el resto de los familiares de los otros participantes.
En este
segundo día todos los participantes habían llegado en menos de las 12 horas, que era el tiempo máximo que tenían
para completar los 274 km. La verdad que no podía ir mejor la cosa, todos
habíamos superado los dos primeros días y no había ninguna incidencia
destacable. Después de una merecida ducha bajamos todos a cenar, esta vez risotto
y unas croquetas para coger fuerzas para el último día.
TERCER DÍA
Correr 84,4 Kilómetros (Doble maratón)
Sí sabía que el segundo día iba a ser el de más horas,
también tenía claro que el día más duro sin lugar a duda, aunque posiblemente
fueran menos horas, sería el tercero. Esta vez el desayuno fue algo menos
copioso que los dos anteriores ya que no me gusta correr con el estomago muy
lleno. Como el día previo tocaba salir en orden inverso al de llegada del
segundo día.
No tenía claro en el total cuanta diferencia había entre David y
yo, si que sabía que tenía algo de margen con Rubén y que el resto ya estaban a
más distancia. Tampoco era que me preocupara mucho el tema, mi único
pensamiento era terminar la prueba, llevaba dos días geniales y no quería por
calentarme y estropear todo. A priori pensaba poder correr medio decente los
primeros 30 kilómetros y el resto hacerlos como se pudiera, pero tenía claro que,
si había que andar o arrastrarse para acabar en las 12 horas que teníamos, iba
a hacerlo sin ninguna duda, el objetivo era llegar como máximo en 11h 59’ 59”.
Este tercer día opte por poner el mono del Triatlón Camargo de LD que tanto en
As Pontes como en Buelna no me había hecho ninguna rozadura. Tras una buena
untada de vaselina por todas partes, un poco de cremita fría en las piernas gentileza de
Manolo y un poco de spray de pies gentileza de Diego toco ir a la línea de salida.
Esta
vez salía entre Rubén y David así que llegó mi turno y arranqué tranquilo. A
llegar a la curva de la playa ví a Rubén cruzando el puente, así que en ese momento
me propuse hacer los primeros kilómetros un poco vivos para acercarme y hacer
el máximo número de kilómetros cerca de su estela ya que él tenía experiencia
en estas distancias y sería una buena liebre. Llegando a Llovio voy cogiendo a
Diego que salió muy tranquilo y algún participante más. En la recta de Llovio
me sorprendió apenas ver a Rubén, se había ido lejísimos y de un plumazo la
idea de seguirle desapareció de mí cabeza. Iba viendo que estaba rondando los
5’ el km y para mí eso ya era jugar con fuego. Al llegar al primer
avituallamiento paré a tomar un sorbo y me junté con el resto de los
participantes, a excepción de Rubén que seguía como un tiro. Por detrás
esperaba la llegada de David Mansoa de un momento a otro ya que me había dicho
que lo mejor suyo era la carrera a pie. Estos primeros kilómetros iban pasando
rápido, no había ningún dolor y debido a que el ritmo era tranquilo notaba que
las pulsaciones debían ir por los suelos. La siguiente parada fue en el segundo
de los avituallamientos camino de Arriondas, aquí tocó beber un poco más y
seguir haciendo camino. La ida hasta Arriondas fue muy cómoda: arcén ancho,
apenas bajaban coches y hacía muy buena temperatura para correr. En una recta
inmensa antes de llegar a Arriondas seguía sin ver a Rubén y por detrás de
momento no me pillaba nadie. Ya tenía puesta la velocidad crucero y como iba
bien, tocaba seguir haciendo el número máximo de kilómetros a ese ritmo.
En
Arriondas cumplimos la primera media maratón y ví en el reloj que la pasaba en
1h 49’, lo cual en principio me parecía mucho, creía que iba un poco mejor de
ritmo. Aquí comenzábamos un bucle que consistía en subir y bajar de Arriondas a
Cangas de Onís por el carril peatonal cuatro veces. La verdad que me animaba
saber que a partir de ese momento ya nos íbamos a cruzar todos y sería más
ameno sin lugar a duda. La primera subida, y a sabiendas que la primera vuelta
siempre es la que más me cuesta psicológicamente, decidí realizarla muy
tranquilo. En la última recta antes de llegar al punto de retorno me crucé por
primera vez con Rubén, se le veía muy fresco e iba a buen ritmo. Al llegar al
avituallamiento bebí y coloqué los calcetines un poco, ya que tenía la
sensación de que estaban haciendo alguna rozadura. Tocaba volver camino de
Arriondas y al final de la primera recta me encontré a Diego todo sonriente, en
ese mismo instante sabía que lo iba a conseguir, y a su rueda David. Nos dimos ánimos y cada uno seguimos nuestro
camino. De vuelta al siguiente que me crucé fue a Rubén “Fifty” que iba corriendo
muy bien y después al resto de los participantes. Para mí con quien quizás más
ilusión me hacía encontrarme era con Manolo. De los cuatro que nos conocíamos
era el que más justo lo había tenido los días previos y este apuntaba a que iba
andar cerca del límite, por lo tanto, tocaba darle ánimos extra. De vuelta a Arriondas se notaba que picaba
para abajo y esta primera vuelta la pasé sin mayores problemas. Cada vez hacía
más calor y tocaba beber bastante líquido para no tener problemas. Cada vez me
siento más cómodo cuando hay que hacer vueltas a algo, me cuesta la primera,
pero las demás para mí mentalmente son más llevaderas, así que salí animado a
hacer las tres que me quedaban.
En esta segunda vuelta las sensaciones eran las
mismas y pasaban los kilómetros relativamente deprisa. Al llegar a Cangas a la
hidratación sumé la ingesta de medio plátano, no tenía mucha hambre, pero con 8
horas, que era los cálculos que llevaba en ese momento, había que comer algo
para no tener ningún desfallecimiento. En esta vuelta ya veía que iba pillando
poco a poco a Rubén y me sorprendió que la diferencia respecto a David había
aumentado un poco, pero quedaba todavía un mundo y el ritmo que llevábamos
Rubén y yo era alto para hacer 84 km. Al llegar de nuevo al avituallamiento de
Arriondas ya tenía a mis chicas dándome ánimos, la verdad que cuando flojeo
siempre pienso que tengo que seguir adelante porque ellas no se merecen que
abandone después de todos los sacrificios que hacen por mí. La sorpresa fue
cuando al llegar miré el reloj y ví que se había cumplido la primera maratón y
la había pasado en 3h 44’, “ahí madre mía creo que me voy a estrellar”, pensé
en esos momentos, era un tiempo más que decente para un maratón, pero quedaba
otro por hacer.
Esto me hizo empezar a tomarme los kilómetros con más calma y
así comencé la subida más tranquila. La verdad que lleva los ánimos altos, quien me iba a decir que después de 42 km iba a estar tan entero, después de
haber realizado ese tiempo. A estas alturas ya tenía muy cerca a Rubén y a
mitad de camino me crucé con Diego, que seguía sonriente, y había dejado a
David al cual me lo encontré más tarde y me comentó que lo dejaba, que se
encontraba mal del estómago. En esos momentos me vinieron muchos pensamientos a
la cabeza:
- "Madre mía que puedo ser el primero en la general de los tres días"
- "Vaya putada tener que dejarlo y me gustaría más conseguirlo por méritos propios y no porque se tenga que retirar"
- "Bueno habrá que seguir que esto es muy largo y a lo mejor es un mal momento se recupera y vete a saber como voy a estar yo dentro de 1 hora y el a lo mejor empieza a ir mejor y yo peto"
Esta vuelta y la anterior iba mejor para arriba que para abajo, la subida se me hacía muy cómoda pero para abajo me costaba coger el ritmo y en algunos momentos me pasaba por la cabeza caminar un poco, pero a estas alturas del día ya tenía metido entre ceja y ceja no caminar nada excepto las paradas que hacía en los avituallamientos, sabía bien que si comenzaba a caminar, aunque fuera unos metros cada vez la cabeza y el cuerpo me iban a pedir caminar más, así que ni agua, si había que bajar el ritmo se bajaba pero sin caminar. Pues con no muy buenas sensaciones acabé esa tercera vuelta, en el avituallamiento, ahí estaban unos cuantos, descansando, David y Oscar que los pobres se habían tenido que retirar y nuestras familias dándonos apoyos. Esta vez me lo tomé con calma y estuve un ratillo procurando cargar las pilas, tocaba afrontar la última vuelta y ya pesaban los kilómetros. De camino para arriba adelanté a Manolo y como “sabe más el diablo por viejo que por diablo” me dijo "regula Mario que queda mucho, vete tranquilo", y eso me propuse, tocaba bajar una velocidad e intentar ir más tranquilo. Cada 2 minutos siempre me hacía la misma pregunta:
- “¿Vas bien de pulso? Sí pulso por los suelos no hay problema
- "¿Tienes algún dolor importante? No sigue todo en su sitio"
- "Pues amigo toca seguir más deprisa o más despacio, pero toca seguir.”
También era un buen pasatiempo subir y bajar la cremallera
del mono, la debí subir y bajar como 500 veces. La verdad que cualquier
chorrada valía para evadirte de esa locura de kilómetros. De vuelta a Arriondas
creo que llegó uno de los momentos top del Ultraman, me encontré con Manolo,
sabía que ya era la última vez que me iba a cruzar con él hasta verlo llegar a
Ribadesella así que me paré, le dí un abrazo fuerte y le dije Manolo “chip,
chop, chip, chop, nos vemos en Ribadesella", fue un momento de emociones
fuertes.
Como ya le puse en el Facebook la vida son momentos y seguramente más
del 99% no los recordamos, pero cosas como estas quedan grabadas a fuego en el
1% restante.
Por aquel entonces Ruben “Fifty” ya me había quitado las pegatinas
e iba como un obús, sabía que tenía margen en la general pero un
desfallecimiento o empezar a caminar mucho podía cambiar las tornas.
Esta vez la bajada la hice muy tranquila, empezaba a ser un
poco desesperante el tiempo que costaba hacer cada kilómetro. La verdad que
llegar al avituallamiento levantaba el ánimo, ahí estaban mis chicas dándome
cariño y ánimos para seguir y el resto de los familiares y organizadores
también dando apoyo.
Ya por fin quedaba únicamente afrontar el camino de retorno desde Arriondas a Ribadesella. Quería pensar que no quedaba nada, pero es que faltaban todavía 18 kilómetros, muchos para como ya estaba en esos momentos. La bajada fue desesperante, ya iba trabado, el arcén de bajada era muy estrecho y había mucho tráfico en dirección Arriondas, en algunos tramos veías a la gente disfrutando de la bajada en canoa del sella refrescándose en el río (yo quería estar ahí, meter en el río, olvidarme de esta locura y darme un baño relajante). Bueno todo lo que no había sufrido hasta el momento se me junto en esos momentos. A mitad de camino tocó avituallarse, que sería de mí sin mis chicas, dándome ánimos y haciendo ver las cosas de otra manera: a veces me pasaba por la cabeza montarme en el coche, ya sabía que era capaz de hacer esta locura, pero ya no quería seguir sufriendo.
Ya por fin quedaba únicamente afrontar el camino de retorno desde Arriondas a Ribadesella. Quería pensar que no quedaba nada, pero es que faltaban todavía 18 kilómetros, muchos para como ya estaba en esos momentos. La bajada fue desesperante, ya iba trabado, el arcén de bajada era muy estrecho y había mucho tráfico en dirección Arriondas, en algunos tramos veías a la gente disfrutando de la bajada en canoa del sella refrescándose en el río (yo quería estar ahí, meter en el río, olvidarme de esta locura y darme un baño relajante). Bueno todo lo que no había sufrido hasta el momento se me junto en esos momentos. A mitad de camino tocó avituallarse, que sería de mí sin mis chicas, dándome ánimos y haciendo ver las cosas de otra manera: a veces me pasaba por la cabeza montarme en el coche, ya sabía que era capaz de hacer esta locura, pero ya no quería seguir sufriendo.
Cada vez que tocaba arrancar
después de un avituallamiento costaba más, los primeros metros eran dolorosos y
luego ya cuando parecía que iba mejor veía en el reloj que mi ritmo era de 6:20
- 6:30 el kilómetro. En esos momentos ya los objetivos eran a menor escala:
- "Venga Mario hay que llegar a esa curva"
- "Venga Mario poco a poco hasta esa casa"
- "Venga Mario no andes a por otros 6 kilómetros"
Y así todo el rato, pero parecía
que los kilómetros no pasaban. Creo que esa desesperación mejoró cuando llegué
al último avituallamiento poco antes de LLovio, ahí ya sabía perfectamente lo
que quedaba después de pasar una porrada de veces en los últimos días por ese
tramo. Ya podía medio celebrarlo con mis chicas, como me alegraba en esos
momentos por ellas, se lo merecían mucho más que yo. Tocaba rematar, que esto
nunca se acaba hasta que cruzas la línea de meta: pues con las mismas tocó
volver a arrancar y afrontar esos seis últimos kilómetros. Lo que parecía que
iba a ser cómodo, como no, se convirtió en un suplicio, cuando salimos
dirección Arriondas todo pasaba sin darte cuenta y ahora cada curva era un
mundo. Creo que ví la luz cuando por fin entré en Ribadesella, ahora sí ya
estaba, aunque tuviera que ir reptando ya estaba hecho. Curiosidades de la vida
justo cuando terminé de cruzar el puente me saludó un chico que resultaba que
era de mi pueblo:
- "Mario, ¿que tal, que haces?"
- "Hola no me paro que estoy haciendo un ultraman y llevo 84 kilómetros corriendo y voy para meta"
- "Estás loco"
Ya solo quedaba hacer el paseo de la playa. Si esa curva
hablara diría: imposible este no puede ser el chico que estuvo aquí hace un
montón de años.
En esos momentos intentaba contener las emociones, no quería llorar,
simplemente quería disfrutarlo y abrazarme a mis chicas. Ahí estaban las dos
como siempre esperándome en otra línea de meta: nos abrazamos los tres y la
palabra fue: “equipo lo conseguimos”. Como no, me tenían preparada una bandera de Asturias (por cierto era el día de Asturias) y frases grandiosas. Claro en esos momentos era imposible
contener las lágrimas. Que alegría más grande, se lo merecían, siempre
apoyándome en todas mis locuras y para ellas la recompensa es que las termine.
Después de celebrarlo con ellas toco abrazarme y derramar más lágrimas con
Rubén “Fifty” que había llegado hacía un buen rato. Este gallego nos sorprendió
a todos, un crack en muchos aspectos. Al final 8 horas 12’ con las paradas, 7
horas 54’ en movimiento con un ritmo medio de 5:36” el km.
https://www.strava.com/activities/2691718687
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Para mitigar el
dolor fuimos a refrescar las piernas al mar. Claro lo que normalmente llevaría 5
minutos fue una odisea de más de 30. En un momento me meneó una ola que pensaba
que si me tiraba ahí quedaba, porqué iba a ser incapaz de levantarme. Estando
en el agua anunciaron la llega de Ruben el “Vago” y toco darle gritos desde la
playa, lo había conseguido 2/4 y estaba seguro de que iba a ser un 4/4.
Fui
para la línea de llegada y toco celebrarlo con él, otro abrazo de los buenos,
de los que llenan. El siguiente en llegar se suponía que iba a ser Diego. Debió
grabarse a fuego la frase de Manolo: “tú llega al último día” y vaya si llegó y
como lo disfruto. Ahí tenía a su familia esperándole, mención aparte merecen
porque menuda paliza ir y volver todos los días, teniendo que madrugar para ir
a trabajar, ya les puede recompensar bien porque se lo tienen más que merecido.
Y poco a poco fueron llegando el resto de los participantes, iba pasando el
tiempo y se acercaban peligrosamente las 20:00 que era el tiempo máximo de
llegada para finalizar este día. Nos habían comentado hacía rato que les
faltaban a todos menos de 10 kilómetros, pero ya estaban todos en la meta
excepto Manolo. Estaba seguro de que lo conseguiría, fue el culpable de que me
liara a hacer el Ultraman y tenía que acabarlo sí o sí. Y pasadas las 19:30 ahí
aparecía sonriente, con la calculadora en la mano, el puto amo del prao. Llegar
el último siempre conlleva en deportes de caballeros llevarse la mayor ovación
y esta vez no iba a ser menos: pedazo de llegada, todos coreando su nombre y el
marcándose un bailecito. Grande entre los grandes, el que nos marca el camino y
nos hacer ver a los demás que todo es posible, que nada es inalcanzable. Tras
felicitarle todo el mundo, nos abrazamos los cuatro “cántabros”, habíamos hecho
el pleno al quince.
Fueron unos días de una convivencia extraordinaria: apoyo
mutuo, compresión y sobre todo muchas, muchas risas.
RESUMEN
Primero felicitar a todos los que hemos realizado esta locura, enhorabuena a los que han conseguido acabarlo (Ruben Antón, Rubén López, Diego Herrera, Oscar Isla, Manolo Ramos, Eduardo Txuri y Jesús Rodil), y por supuesto dar muchos ánimos a (David Mansoa y Oscar Rodríguez) que estoy seguro de que lo seguirán intentando y lo conseguirán. También por supuesto a Jesús Somoano, Mara, David y Marian que hicieron posible, y pusieron todo su empeño, para que esto fuera factible. No me podría olvidar del resto de acompañantes de los participantes, grande la piñá que hicieron entre todos, que sería de nosotros sin nuestras chicas y familia.
Quiero dedicar esta hazaña por supuesto a mis dos chicas,
ellas son las que hacen todo esto posible y no sería nadie sin ellas, también a
mi padre que aunque no pudo estar en Ribadesella le intenté transmitir por
teléfono todo lo que había sido estos tres días, por supuesto a mis suegros que
me siguen en muchas de mis aventuras, a Fabián y Merche porque siempre han
estado ahí en los buenos y en los malos momentos, a la gente del grupo de entrenamiento, a la gente del Camargo
Astillero y los Migueles & Co que estuvieron pendientes de mí, y a un montón de gente que tengo la suerte de
conocer que me apoya tanto en persona como en las redes sociales.
No miento si
digo que desde que empecé a hacer deporte siempre soñaba con ganar alguna vez
alguna prueba, pues bien, el día llegó. Sé que no es el espíritu de estas
pruebas el premiar a los primeros y que la victoria en estás pruebas es terminarlas. Pero
puedo decir muy alto y orgulloso que soy la persona que menos tiempo ha
invertido en los tres días que ha durado el Ultraman, y me siento muy orgulloso
porque me esforcé al máximo los tres días dentro de mis
posibilidades.
Ahora toca tomarse las cosas con calma, creo que nunca me
encontré tan cansado como estos días, y los dolores todavía andan latentes por
mi cuerpo. Es tiempo de disfrutar con lo conseguido.